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Todo es gratis en Internet... o no

Fecha:  lunes, 09 de mayo de 2016

Internet es uno de los mejores inventos de la Historia. Ni más ni menos que todo el conocimiento humano está prácticamente disponible y accesible en tiempo real por parte de cualquier usuario de la red. Pero… ¿a qué precio?

Lo más sorprendente es que parece que a ninguno. Es decir, salvo lo que abonemos por el servicio de acceso a internet a la operadora de turno y, por supuesto, lo que hayamos pagado por nuestro ordenador o dispositivo de mano; a partir de ahí todo se nos presenta como gratuito (o casi).

Y es que se ha instaurado un "sorprendente" y no menos preocupante "todo gratis" en internet. Por ejemplo, no pagamos por los estupendos servicios de búsqueda y localización de información, así como tampoco por el de correo electrónico o almacenamiento en la nube de nuestras fotos y vídeos. No pagamos por nuestras comunicaciones de mensajería ni por subir y compartir contenidos en redes sociales, etc.

¿Por qué esto es así y por qué debería preocuparnos?

El motivo fundamental de que no paguemos con euros es que, en realidad, lo estamos haciendo con otra moneda: nuestros datos. Cada vez que usamos uno de estos servicios estamos facilitando, consciente o inconscientemente, un volumen ingente de información personal sobre nosotros y los que nos rodean: gustos, aficiones, tendencias de comportamiento, nivel adquisitivo, ideología, salud, movimientos geográficos, fotografías, etc. Toda esta información se vincula a nuestro perfil y es explotada a nivel comercial por los proveedores de la red. Un negocio muy lucrativo si nos atenemos a los beneficios y valoración bursátil de compañías como Google o Facebook, a costa, eso sí, de nuestra privacidad.

Desde un punto de vista jurídico estos modelos de negocio, ubicados principalmente en Estados Unidos, se basan en una legislación mucho más permisiva con respecto a la protección de datos personales que la europea y la española, donde el derecho a la privacidad es un derecho fundamental y tenemos normativa específica estricta.

Esto ha originado no pocas fricciones en los tribunales cuyo último asalto tuvo lugar con la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de octubre de 2015 en el caso Facebook que, directamente, anuló el llamado safe harbour o "puerto seguro" que permitía el envío de datos personales de empresas o filiales europeas a empresas o matrices norteamericanas sin el requisito de que los Estados Unidos de América tuviesen una legislación equiparable a la UE en la materia.

En estos momentos se está negociando un nuevo acuerdo entre el país norteamericano y la UE para sustituir dicho convenio por uno nuevo denominado Privacy Shield, con medidas más estrictas, cuyo texto final se espera para antes del verano. Veremos si los tribunales lo estiman suficiente a medio y largo plazo.

Paralelamente, se publicará el llamado Nuevo reglamento UE de protección de datos, que traerá no sólo una nueva regulación homogénea en la materia para toda la Unión Europea, sino importantes obligaciones y sanciones para empresas europeas y, particularmente, para las extranjeras que traten datos de europeos sin las debidas garantías y requisitos.

En cualquier caso la batalla está servida y con importantes riesgos para las empresas que decidan utilizar servicios "gratuitos" para el tratamiento de sus datos o de su clientela so pena de importantes sanciones en caso de incumplimiento.

En este caso sí, lo barato puede salir caro.

 

Por: Víctor Salgado (@abonauta)

Abogado especializado en Nuevas Tecnologías

www.pintos-salgado.com

Fuente:  Víctor Salgado